En el reino de Edom

 

La primera vez que escuche hablar de Petra fue en el 1989 cuando vi la espectacular película de Spielberg “Indiana Jones y la última cruzada”. No creía que existiese un lugar así, pero como dice el proverbio: “ver, para creer”.

Petra se encuentra a mitad de camino entre el golfo de Aqaba y el mar Muerto en la actual Jordania, en un valle de la región montañosa de Edom, al este del valle del Arabah. Este es el valle del Rift que a lo largo de los siglos fue camino para muchísimos grupos de hombres que buscaban un lugar mejor donde vivir. Entre los más conocidos tenemos al profeta Moisés, que hace unos 3500 años libero al pueblo judío de mano de los egipcios y los llevo hasta la tierra prometida. El valle del Rift fue el camino obligatorio.

Habíamos llegado temprano atravesando el desierto al sur de Jordania. Si bien el sol era abrazador el aire era muy fresco. Por sugerencia de mi amigo arqueólogo Asif, me coloque en la cabeza un turbante árabe, el cual me protegía del sol y del frio.

Nos unimos a una caravana de visitantes por un largo sendero que descendía. Poco a poco el límite inmenso del desierto con sus montañas iba desapareciendo y a nuestro paso nos íbamos lentamente introduciendo en este valle, en donde sus paredes eran cada vez más estrechas y más altas. Después de más de un kilómetro, el ancho valle se había convertido en solo un corredor, con las paredes de roca granítica y en la sima casi se tocaban. Este valle se conoce como Bab as-Sīq

De pronto este corredor fue tan estrecho que solo una persona podía pasar. Luego de algunos metros, se llega al fin del corredor, y es entonces cuando te aumentan los latidos del corazón, en una mescla extraña de alegría, mesclada con adrenalina generada por lo desconocido. Se llegamos a otro corredor transversal en donde frente a uno se puede contemplar la espectacular fachada de “Al Khazneh”, el Tesoro. Su suave color rosado crea de inmediato una hipnosis para quien lo contempla.

Me explicaba Asif, que no era solo un tesoro de la arquitectura antigua, sino más bien del tallado sobre piedra. Así es, no existen ladrillos, aquí en Petra, todas las construcciones fueron talladas en las paredes de piedra de la montaña que se extiende por varios kilómetros.

Petra fue la capital del antiguo reino Nabateo, fundada alrededor del VIII a.C., que gracias a su ubicación geográfica, se convirtió en la posta obligatoria para las grandes caravanas de beduinos que transportaban en camellos distintos productos desde las costas del mar Rojo, hacia el Mediterráneo y luego a Europa. ¿Qué productos comercializaban?, todos aquellos que en el continente del oeste no habían o eran escasos: cedas y porcelanas de China, hierbas aromáticas preciosas, como el incienso de Arabia, especies para la conservación, y otras que hoy consumimos a diario en nuestras casas: el perejil, tomillo, romero, pimienta, clavo de olor, orégano, la nuez moscada y el café, entre otros.

De regreso los beduinos traían consigo sus camellos pero esta vez cargados con el pago de los productos, y en aquella época se cobraba con el oro y la plata. Los beduinos eran nómadas por lo tanto no tenían un lugar fijo para vivir, por lo tanto con prosperidad de los negocios de venta de productos con el Mediterráneo iba siempre creciendo y pronto se vieron en la necesidad de encontrar un lugar seguro donde colocar el botín del negocio.

Es aquí en donde aparece Petra, como el lugar ideal. Aquí cada familia importante de beduinos comerciantes podía adquirir o alquilar una bóveda para guardar allí todas las ganancias. Es decir Petra se convirtió de una ciudad para vivir, en una fortaleza gigantesca para acumular oro y plata.

Había otro elemento importante cerca de Petra que la lleva a la nómina de ciudad sagrada y es que aquí en el monte “Hor”, allí según la tradición se encuentra la tumba de Aarón, el hermano de sangre de Moisés. Cuando ambos se encontraban en el reino de Edom en busca de agua. El hecho se encuentra descripto en la Biblia, en el libro de los Números, capítulo 20, se los dejo para que lo lean. Desde entonces la tumba fue motivo de peregrinación por los beduinos.

Con motivo de nuevas rutas de comercio, el interés por Petra disminuyo a tal punto de ser casi olvidada. Aquí nacen las historias de aventureros que dedicaron toda su vida a encontrar la ciudad pérdida de Petra. Tal vez la que más nos recuerda estos hechos es una de las historias del libro “Las mil y una noches”, con el cuento de “Alí Babá y los cuarenta ladrones”, cuyo autor se inspira en la ciudad perdida de Petra.

El cine no se quedó atrás con películas que marcaron una época: 1962, “Lawrence de Arabia”, 1989 “Indiana Jones y la última cruzada”, 2015, “Queen of the Desert” con la espectacular actuación de: Nicole Kidman.

En fin Petra fue redescubierta en 1812 por el explorador suizo Jean Louis Burckhasrdt, un gran conocedor de la lengua árabe y de la religión Islámica, convirtiéndose a esta religión adopto el nombre de Ibrahim ibn Abdullah y haciéndose pasar por mercader beduino, después de varios años viviendo en el desierto, logro encontrar Petra. No fue lo único que descubrió, también se le atribuye el descubrimiento de: los templos del faraón Ramsés II y Nefertari en Abu Simbel, Egipto.

Fue un día muy enriquecedor con las historias que Asif me contaba con lujo de detalle, el mismo se denomina un nabateo, ésta es su tierra. Cada detalle por el contado en aquel lugar y por la magia del lenguaje cobraba vida. Se podía ver a lo lejos la multitud del pueblo judío siguiendo los pasos de Moisés. El ruido inconfundible de las espadas que se chocan de cuarenta ladrones. Se podía escuchar en las montañas el galope del caballo de Lawrence de Arabia o escuchar viajando en el viento el reír de  “Queen of the Desert”.

El sol ya se estaba ocultando detrás de las montañas Edom, un día más en estas tierras en donde el tiempo no existe.

Fotos originales: Marcelo Leppez

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