Conectados pero, ¿más comunicados?

La comunicación fue uno de los elementos importantes que ayudo al hombre a evolucionar como grupo social. Los sistemas de comunicación utilizados han variado mucho a través de los siglos. Desde las cavernas hemos utilizado todo lo que se encontraba a nuestro alrededor para poder comunicarnos, interactuar, compartir, salvaguardar el conocimiento y así, poder evolucionar como sociedad. 

El hombre utilizo y creó así una lista sin fin desde de sistemas de comunicación siempre más complejos para poder comunicar, desde las pinturas rupestres, los pictogramas, la escritura, halcones y palomas mensajeras, el servicio postal, la imprenta, los diarios, el código morse, la radio, el teléfono,  la televisión,  internet, e-mail, blogging ,  redes sociales, conferencias on-line. Nunca antes como hoy se habían tenido tantos medios, casi al alcance de todos para permitir lograr la extraordinaria magia de comunicarnos al instante con otra u otras personas independientemente de donde se encuentren.

En la época reciente,  esto ha tenido un costo no despreciable; no estábamos preparados para tal salto; y por ello el peligro de dar transferir a los aparatos y programas la facultad de la comunicación y asi perder la importancia del contacto personal, de juntarse a tomar un café con un amigo el escribir una postal para navidad, de preguntar dónde queda una dirección; todo esto forma parte del pasado y estos ejemplos seguramente hacen sonreír tiernamente a las nuevas generaciones.

En este presente nos sentimos más seguros de lo que hacemos por medio de nuestros celulares. El navegador nos lleva precisamente donde queremos, ya no hace falta conocer el nombre de una calle y su ubicación, la inteligencia artificial piensa por nosotros, y así ahorramos tiempo y esfuerzo mental.  Ni siquiera es necesario escribir, enviamos los mensajes de vos a nuestros destinatarios de una manera tan simple y rápida. Ni hablar con el tema de las matemáticas, hacer una cuenta simple o un cálculo de regla de tres, o aplicar un porcentaje, ni dudarlo, acudimos a la calculadora de nuestro celular.

Sabías que el potencial de cálculo que posee uno de nuestros celulares es 1000 veces más potente que la computadora a bordo de la Apolo 11, que llego a la luna. Pero nosotros en la media utilizamos el 5%. Sin embargo, una estadística dice que los adultos lo consultan en un promedio de 47 veces al día mientras que los jóvenes de 18 a 24 años unas 82 veces al día. 

Décadas atrás nuestro cerebro poseía el mapa de los lugares conocidos que por medio de imágenes de referencia de un lugar: un poste, un árbol, la farmacia de la esquina, la plaza, el puente. Eran todos puntos de referencia para la construcción de nuestro mapa mental del medio en donde vivimos, o de los lugares que frecuentamos; luego nuestro cerebro genera una especie de mapa de este lugar y entonces ese lugar ya es nuestro, nos pertenece en el sentido que podemos ir a ojos cerrados.  

Ahora le estamos dejando esta tarea a la inteligencia artificial de nuestros celulares, de localizar por nosotros el lugar en donde vivimos, donde nos movemos y de nuestros contactos. Ya nos es difícil manejarnos en la ciudad sin la ayuda del navegador, hemos perdido la pertenencia de nuestro medio.  Perdimos la pertenecía de nuestro medio.

Estamos conectados en una gran red neuronal pero estamos solos. Un día cualquiera podemos observar: gente que camina por la vereda viendo solo su celular; la mesa en un restaurante  y algunas personas cada enviando mensajes, quien sabe a quién e ignorando al que está  a su lado; algunos sentados en la plaza hablando y riendo solos. Nos hemos convertido en una sociedad más tranquila, pero no menos perturbada y en riesgo.

En un momento de sobremesa, a penas surge una duda sobre un tema, allí esta nuestro aliado digital pronto a salvar nuestra ignorancia porque este es nuestro mayor miedo: “enfrentarnos a la ignorancia singular y colectiva”, que suplimos con nuestros aparatos digitales. 

En muchas sociedades de alto consumo, Alexa, Siris, Google y otros, son los  nuevos habitantes de la casa, que tienen el control de todo, que escuchan todo y nos responden a cualquiera de nuestras dudas, que cada vez son más. Nos leen por nosotros los titulares y noticias de los diarios y nos cuentan chistes, ordenan nuestras fotos que nosotros tenemos perdidas en nuestros ordenadores; son nuestras nuevas mascotas inteligentes que saben hablar y que sigilosamente van ocupando un lugar en nuestra casa.

La naturaleza hizo cuenta con nuestra civilización mucho antes delo que hubiéramos imaginado, haciéndonos vivir esta terrible pandemia del Covid 19,  que a nivel global nos ha  encerrado en nuestros hogares como nunca antes había sucedido desde que pintábamos animales en las paredes de las cavernas hace 30.000 años. Hace poco nos dimos cuenta que nuestra potente civilización, es en realidad muy vulnerable.

Sin embargo el hombre desde siempre a aprovechado todo lo que estaba a su alcance para subsistir y salir adelante, en medio de las crisis más difíciles, salió de ellas mas fuerte.

Y aquí regresan nuestros medios digitales y sistemas de comunicación que habíamos creado, pasaron de ser una posible amenaza a un potencia aliado.

Seguramente muchos de ustedes en este tiempo lo han experimentado. Han podido revertir una situación de aislamiento en un lugar de búsqueda para nuevas oportunidades; como el teletrabajo, que permite ser productivo desde casa. Las video conferencias es un nuevo elemento de nuestra jerga y lo usamos con más frecuencia.  Skype, Webex  y Zoom son nuestros nuevos amigos y aliados en nuestra caverna.  Ahora podemos encontrar a familiares, amigos y colegas de trabajo que están del otro lado de la ciudad, o del otro lado del planeta en el momento que queramos.

En este periodo de aislamiento nos está sirviendo para encontrarnos con nosotros mismos, con lo que somos, con nuestros miedos, nuestras incertidumbres pero también nos está sirviendo para descubrir dentro de nosotros tantas fortalezas que antes ni siquiera nos las habíamos imaginado.  Pero esto no queda solo en nosotros, sino que estamos también descubriendo: al otro que está cerca de mí.  Con sus miedos, incertidumbres y también con tanta fortalezas.

Como todas las tormentas, esta también pasara, escribía el poeta cubano “Cuando la tormenta pase”.  Creo y espero que este momento nos haya servido a todos, simplemente para ser más humanos, dar gracias de lo poco o mucho que tenemos y que la verdadera felicidad es la de compartir lo que somos,  con los demás en el momento presente de la vida. Y así cuando la tormenta pase, nos encontraremos mejores.


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Comentarios

  1. Mario De Pian - 1 mayo, 2020 at 9:16 am

    Muy buen articulo Marcelo!!! relata con un fuerte realismo
    esta nueva etapa que estamos viviendo como sociedad!!!
    Gracias!!!

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  2. Patricia Manganelli - 1 mayo, 2020 at 9:16 pm

    Hola Marcelo!! El artículo refleja la realidad de todos y la de cualquier clase social, porque el comportamiento con la tecnología es la misma. Si bien los avances tecnológicos nos han aportado, comodidad, velocidad, actualización instantánea de datos también hemos perdido, espontaneidad y valor por el otro. El tiempo… como siempre el tiempo… espero que acomode las circunstancias y nos permita volver a ver lo importante sin perder de vista la modernidad. Muy buena la publicación!! Chau

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    1. Marcelo D. Leppez Sanchez - 6 mayo, 2020 at 9:02 pm

      Gracias Patricia por tu comentario. Esperemos después de esta tormenta, poder ser más sensibles y más humanos.

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  3. María Cristina Sanchez - 6 mayo, 2020 at 6:40 pm

    Muy buen artículo Marcelo, refleja una realidad que vivimos día a día y como la tecnología nos ha acercado y alejado a la vez. Existe también la realidad de aquellos que quedan afuera de este consumo de comunicación, los que hoy no tienen la posibilidad de conectarse y por ende quedan fuera del sistema. Por acá una gran cantidad de niños no acceden a la educación por no tener un móvil con conección a internet.

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    1. Marcelo D. Leppez Sanchez - 6 mayo, 2020 at 8:47 pm

      Gracias Marilyn por tu comentario. Es muy cierto lo que decís, tantísima gente queda fuera del sistema por el motivo de no tener los medios. Es justamente lo que de alguna manera tratamos de hacer en nuestro pequeño, la de generar una cultura del compartir. Aquí en México y otros países estamos haciendo un fondo para los necesitados; que va desde necesidades elementales y también de colocar en común sobre todo con familias que no tienen acceso a internet para poder seguir la escuela. Es una gota que se tira en el desierto, pero junto con muchos se convierte en un lago.

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  4. Denise Niscola - 6 mayo, 2020 at 9:16 pm

    Muy cierto! La dependencia a la tecnología tiene doble filo, o nos beneficia (como en esta época de vulnerabilidad) o nos perjudica perdiendo las conexiones humanas que son parte de nuestra naturaleza como tal. Hay que saber usarlar la tecnología con sabiduría y medir nuestra dependencia con ella. Saludos!!

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    1. Marcelo D. Leppez Sanchez - 7 mayo, 2020 at 9:28 am

      Gracias Denise por tu comentario.

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  5. Davide Piras - 17 mayo, 2020 at 9:40 am

    Bellissimo articolo, grazie

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