La fortaleza de Masada
Cuando era niño no me gustaba leer mucho, pero me atraían los mapas, y en ellos seguir el curso de los ríos y los cordones de las cadenas montañosas. A medida que pasaban los años continuaba descubriendo que la tierra era muy grande y esto despertó en mi, el interés por la geografía. Pero para estudiarla había que leer y esto me incomodaba; pero a medida que pasaban por mis manos las paginas, comprendía cada vez más la geografía y esto enorgullecía. Al cumplir 12 años recuerdo que mis padres me regalaron un libro de aventuras. Lo ojee varias veces pero no despertaron el interés, y es así que lo deje abandonado por un buen tiempo; hasta que una noche de invierno atrapado por la curiosidad de aquel regalo inicie a leerlo. Allí habían varios aventuras asombrosas como: El cuarto viaje de “Simbad el marino”, libro extraído de “Las mil y una Noches”, “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne, la espectacular historia de “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe, y la última una